Las fiestas de San Juan, fiestas patronales de Tolosa, son muy sentidas por los y las tolosarras. Una mezcla entre el sentimiento de la noche más corta y el verano, melodías que escuchas sólo a estas alturas del año, chispas y fogatas que nos purifican y regalan “buena suerte”, bailes que ponen los pelos de punta, y mucha pólvora. Costumbres que dejan en herencia familiares, e instantes en los que disfrutar entre amistades. Un cúmulo de antiguas y nuevas.

Las fiestas de Tolosa se celebran junto al solsticio de verano y en honor al patrón del pueblo, San Juan, mientras los primeros rayos de verano ambientan los días más largos del año.

 

El sábado 22 de junio se celebrará la entrada a dicha estación en Tolosa con un concierto en un entorno mágico: instrumentos colocados entre hayedos en el bosque Iraolako Zuloa del Barrio Urkizu, por la orquesta Et Incarnatus dirigida por Migel Zeberio. Melodías, voz y misticidad. Este año será el sábado 22 a las 12.30, y la verdad es que merece la pena subir andando y descubrir así este escenario.

 

Argazkia: Tolosaldeko Ataria

 

Las celebraciones continúan dando lugar a los actos procedentes de las tradiciones más antiguas de Tolosa. La figura de San Juan que preside la Parroquia de Santa María se engalana de rojos claveles, donde justo debajo, se encenderá la fogata más representativa de la víspera de San Juan el día 23 de Junio.

Será a las 22.00 horas, recién anochecido, cuando darán fuego a la madera recolectada un año antes. Los asistentes podrán saltar el fuego, disfrutar de la actuación de baile del grupo Udaberri y la Banda de Música de Tolosa interpretando el Zortziko de San Juan, y también al coro Hodeiertz. No faltará el sonido de las campanas, de las cuales se ocuparán un año más, los hermanos Garikano.

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El salto a la fogata de San Juan tiene, según diferentes creencias, varios significados: sirve para purificarse, espantar a los malos espíritus, tener buena suerte durante el año, o atraer buenas cosechas. Sea cual sea la creencia de cada un@, es indudablemente un momento que emociona y muy esperado a lo largo del año.

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La noche más corta del año la hacen más corta aún los nervios y la emoción para el día de San Juan. A las 5.30h de la madrugada, los y las Bordon Dantzaris están ya al pie del cañón recogiendo ramas de fresno todavía mojadas por el rocío mañanero, para después colocarlos por las calles del Casco Viejo. Según la tradición, estas ramas protegerán las cosechas.

Los txistularis serán los responsables de comenzar a despertar al pueblo poco a poco, y primero lo harán asistiendo hasta las casas de la alcaldesa y concejales del Ayuntamiento de Tolosa. También merece mención la especial costumbre de el recién fallecido Joxe Mari Gorrotxategi, quien durante muchos años ha asistido a la plaza consistorial para regalarle un ramo de flores a la alcaldesa.

De un momento a otro, comienzan a escucharse los ruidos del tambor y los txilibitus: son las diferentes compañías de escopeteros, comenzando a desfilar con su escopeta al hombro. Es una representación de la batalla de Beotibar, entre guipuzcoanos y navarros; pero hoy en día, predomina la fiesta. Cientos de participantes vestidos con trajes coloridos lanzando salvas al paso de la procesión, la banda municipal de txistularis, los y las bordon-dantzaris, la corporación municipal, la Banda Municipal de Música de Tolosa y los txistularis.

Durante el desfile, hay varios momentos emotivos, como es la salida de los pasos de la Misa Mayor en la Plaza Santa María, donde en un instante se unen el sonido de los cascabeles de los bordon-dantzaris en su primer Zortziko, con las melodías de la Banda y los txistularis junto a los tiros de las diferentes compañías de escopeteros. La comparsa de gigantes de Tolosa es también estos últimos años, uno de los mayores atractivos.

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Otro de los lugares singulares que se visita durante el desfile es la iglesia de San Juan en Arramele, la más antigua de Tolosa. La misa aquí se celebra el 23 y 24 por la tarde, vísperas y completas, y habrá ocasión de volver a ver a la Corporación con sus elegantes atuendos. Como curiosidad, el/la concejal más joven lleva el síndico: una espada cubierta de claveles y un pañuelo blanco con el escudo de Tolosa, en representación de la batalla de Beotibar. Al salir, se reparten los famosos claveles que decoran los San Juanes: a la misma figura de San Juan, la ermita de Arramele y la parroquia de Santa María.

Por la tarde otro de los protagonistas es la Bordon-Dantza. Así como los dantzaris por la mañana bailan el Zortziko, es el baile que les da nombre el que se baila por la tarde. Hay fuentes que dicen que este baile se hizo por primera vez como celebración después de ganar la batalla de Beotibar, pero no hay afirmación segura.

El alarde del día de San Juan termina en la Plaza del Triángulo, donde la alcaldesa y la corporación del Ayuntamiento bailan para todo el pueblo. Aquí, se lanzarán de las últimas salvas del día presididas por el/la capitán general y la misma alcaldesa, tal y como se ha hecho por la mañana en la Plaza Justicia.

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Mientras los escopeteros terminan su desfile, los y las bordon-dantzaris tienen también otro momento de protagonismo en el Prado Grande, donde bailan la soka-dantza y el Aurresku: un desafío entre el aurresku y el atzesku (quien comienza y termina la soka-dantza), quienes sacan a bailar a personas del público a quienes hacen un humilde homenaje.

Unos últimos tiros para despedirse del olor a pólvora hasta el año que viene. Pero con una colección de momentos, olores, y sonidos que se quedan grabados por mucho tiempo.

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